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Presentación de mi 1r libro




¡Hola a todos!


Hace poco tuve mi 1ra presentación de mi primer libro:


Y estoy muy contento y muy orgulloso de mí mismo, por poder no sólo escribir, editar y publicar mi 1r libro –aunque con muchos fallos organizativos, como siempre pasa por 1ra vez– sino, también, por organizar aquella pequeña reunión y exponer algunas ideas y preocupaciones, sobre los temas que abordo en las historias.


Ahora, aquí, en mi blog personal, me gustaría compartir con todos vosotros mi impresión y mis reflexiones, que tuve en aquella presentación.  


De antemano, y, una vez más, agradezco a todas aquellas personas que acudieron a mi pequeño evento. ¡Gracias por venir, significa mucho para mí!


En general, creo que la presencia del auditorio (el público) es una señal importante para casi cualquier artista, porque simboliza que su arte vivirá un poco más en la memoria de este.


Bueno, apuntando a los temas del porqué de mi libro y de aquella reunión, lo 1ro que quisiera comentar es sobre el porqué me embarqué en esta aventura de escribir… Y la razón es muy simple: porque en ello me sentí aliviado, tanto emocional como psicológicamente. La 1ra vez que lo probé, de empezar y terminar una historia, fue muy excitante al principio y relajante al final (muy satisfactorio) y, desde entonces, cada vez que escribo sigo sintiendo las mismas sensaciones. Eso podría definir como una sensación del poder, donde tú puedes crear todo un mundo entero con sus propias reglas y respectivas consecuencias. Para mí este proceso se ha convertido en autodescubrimiento y, por ende, en automejoramiento, siendo un ser que, de momento, puede razonar. Y para la gente, cuando se adentra en mis historias, es una expansión de su punto de vista a otra posible visión del mundo… nueva y diferente visión. A parte, para el lector es una experiencia estética particular, porque lo desafía a reflexionar sobre algo que está escondido a simple vista y no puede ser visto o está escondido y puede ser visto, pero que no podemos o no sabemos, o no queremos, ver… sin embargo, está ahí, día y noche. Lo reta a meditar sobre una de las cuestiones más trascendentales de todos los tiempos, diría, que es: lo que está bien o está mal. En fin… hay que probar la pimienta para decir si pica o es dulce. 


Y ¿por qué he elegido escribir precisamente relatos cortos?, pues porque para mí, a través de un relato, de momento es más fácil expresar lo más valioso que quiero presentar en un tiempo condensado. A veces es difícil, porque el proceso me incita a explayarme en los detalles, pero es importante aprender a reducir, sintetizar. Obviamente, eso no quiere decir que, en las grandes obras, de más de 500 páginas, hay menos cosas valiosas o que no las veo, no, simplemente que en mi caso expresarme de esta manera es más productivo. Por eso, siempre me resultaba ser muy pesado leer tochos de obras magnas. Así que no sé si algún día terminaré La guerra y paz o Das capital, o algo por el estilo.



Y ¿por qué de aquella reunión? Pues porque a esas alturas, siendo un artista emergente, veo que la calidad del material escrito (según mi percepción) es bastante alto y siento la necesidad de compartir mi trabajo con otras personas, porque el arte de los artistas emergentes, como yo, vierte mucha importancia en el océano de Arte, en general. Porque ellos tienen más agallas a experimentar, introduciendo nuevas ideas, enfoques, técnicas, sin miedo a perder su nombre o caché social o bienes. Pueden permitir el desafío a las convenciones establecidas y abrir camino a nuevas formas de expresión (aunque el resultado no siempre sea estéticamente bonito, pero eso no es el objetivo en sí). Muchas veces pueden inspirar a otros artistas y así propiciar la renovación y la evolución del arte en general.


Además, como el arte tiene el poder de inspirar, emocionar, generar reflexiones… y al respaldar a los artistas emergentes, respaldar económicamente me refiero (porque es uno de los pilares más importantes para que el artista pueda profundizarse en las entrañas del concepto el Arte, que la humanidad ha creado, igual que los futuros cirujanos disecan los cadáveres para estudiar y aprender la anatomía), la gente «común» –y con esta palabra me refiero a todos aquellos que no pertenecen a los individuos que directamente crean las piezas de arte– tiene la oportunidad de conectar emocionalmente con su trabajo y ser parte de su proceso creativo. Porque este proceso creativo no termina en cuanto el autor termina la obra sino es un proceso casi eterno, como los relojes mecánicos. Ya que el artista simplemente da cuerda al mecanismo, plasmando su historia en una unidad perceptible, y el público la contempla y la acoge y cada uno la modifica a su manera, no técnica sino simbólicamente. Y así, de una persona a otra, de una generación a otra, de un siglo a otro, la obra sigue su camino, madurando y moldeándose. Y esto puede tener un impacto positivo en el enriquecimiento personal de cada uno, al fomentar la apreciación del arte y la cultura, en general, y estimular la imaginación y la sensibilidad estética, en particular.


Por otro lado, y es bien sabido, el arte tiene el poder de generar un impacto social significativo y los artistas emergentes a menudo abordan temas sociales, políticos y culturales (y no importa en qué época viven, para ellos el momento siempre está agitado), y a través de su trabajo pueden fomentar la reflexión, el diálogo y el cambio en la sociedad. Al prestar atención y ayudar a los artistas emergentes, la sociedad se involucra en estas conversaciones y puede desencadenar procesos de transformación y conciencia colectiva, por eso se vuelve tan importante dar esta oportunidad, al artista, a expresarse.



Basándose en esta perspectiva de cosas, me gustaría comentar algunas cositas sobre el libro, que es una compilación de relatos cortos, de ficción. Todos son de diferentes géneros y escritos en diferentes estilos, porque creo que encasillarme sólo en una cosa sería muy injusto, tanto artística como emocionalmente. Y, también, esto me condicionaría demasiado a una pobre explicación de lo que yo intento exponer. Por eso, creo que este libro no es para todos, sino para los que no tienen miedo a probar algo exótico y pueden permitirse a experimentar algo no convencional.


Considero que estas maneras de contar historias son otro tipo de intentos de acercar al lector a lo que llamamos la Realidad y, desde luego –y es natural–, que a algunos les gustará y a otros no. Y estoy conforme con eso. Pero, mi principal objetivo, desde el principio, era colmar mis ansias… descubrirme a mí mismo… intentar comprender algo.



Me permito a afirmar, que los que vinieron a mi presentación se han quedado muy contentos y curiosos, porque me preguntaban muchas cosas, relacionadas tanto con mi libro como con mi vida personal. Y eso es una buena señal para mí, ya que significa que la indiferencia y el aburrimiento terminaron fuera del ambiente reinante y, aparte, que yo pude avivar el interés sobre los temas tocados en el libro.


En la 2da parte del evento, antes de la parte de las preguntas, les leí un pequeño fragmento del relato La última novela, como ejemplo del estilo que tienen algunos relatos, así que, aquí también quisiera dejar este cachito del mundo creado:


«… El domingo, 17 de abril, a las 17:00 terminó las ciento diez páginas de su otro intento. Era una historia de un pintor fracasado, que mataba a sus modelos y les cortaba las orejas, pegándolas en la pared del sótano en su casa. Un día se enamoró de una modelo, que lo rechazó… Al final, también la mató a ella y se suicidó, escribiendo previamente unos versos de su amor platónico y explicando cómo de ignorante era la sociedad con un artista de su nivel, sin comprender obras de auténtico arte.

La cabeza le echaba humos y los dedos le crujían. El estómago le dolía por no comer. Se ahogaba en el hedor de su entorno, por tener las ventanas cerradas desde hacía casi dos semanas. Se levantó y, al acercarse hasta la ventana, se paró, mirando a través. Se preguntó: «¿Y si la gente tampoco me entiende, como a este pintor?». Unos minutos de ferviente reflexión y sus manos, sin su control consciente, abrieron la ventana. El ozono, de la lluvia y la descarga eléctrica de los cielos, lo abrumó y casi se desmaya. Su corazón empezó a latir apresuradamente… Cogió grandes bocanadas de aire, como si fuese a terminar el oxígeno. El cielo estaba cubierto de vaporosas nubes grises con algunos agujeros negros, en las que se asomaban algunas tímidas estrellitas. Media hora respirando pensamientos frescos, aclararon su vista y pudo discernir algunas figuras deambulantes. A las 18:00, el sueño no lo abatía, estaba más sobrio que antes. Dio media vuelta y se adentró hasta la cocina, donde cogió un cubo metálico.

Regresando hasta la ventana, de camino, cogió el tocho del último manuscrito de la novela sobre el pintor, y lo metió en el cubo y lo puso en el alféizar de la misma. Este, lleno de inocentes folios poseídos por palabras grandilocuentes, asfixiantes e insignificantes se ahogaba sin poder tragarlo todo, pero Max lo ayudó. Sacó del bolsillo su mechero y, sacando la primera hoja, la prendió y la devolvió en su sitio. Ella murió sin contagiar a otras hojas, entonces, Max, ya con el humor más animado, sacó varias hojas y las encendió también y las colocó debajo. De este modo, poco a poco, ellas empezaron a gritar silenciosamente en agonía y el fuego, que bailaba con ligeros oreos de la cálida brizna, empezó a danzar con frenesí, llevando consigo a todas las demás hojas. Al final, la ventana de Max se convirtió en un faro para los errantes perros y vagabundas almas. Se alejó unos metros para contemplar la llamarada pasional, donde las palabras gritaban ahogándose en el propio dolor lírico.

Unos minutos más tarde, se alejó de la ventana y se acomodó en el sofá. Sacó el cigarrillo de la manoseada cajita y lo encendió…»


Después, tomando ejemplo de un buen anfitrión, los invité a todos a la parte más informal, que era disfrutar de un buen cocktail Bellini con unos ricos montaditos de jamón y queso. Mientras saboreábamos la comida charlamos otro tanto muy despreocupadamente, porque intenté, desde el principio, crear un ambiente ameno y familiar… y creo que lo conseguí.


También, he de agradecer las palabras de apoyo y felicitaciones de los que no pudieron venir. Fue muy inspirador y alentador para mí, porque significa que sin poder acudir la gente sentía una cierta conexión con lo que hago.


Igualmente, y eso no puedo pasar por alto, he de agradecer a todos aquellos que después de enviarles personalmente mi invitación me contestaron con un profundo silencio, ignorándome completamente. Eso es muy feo por su parte y tengo buena memoria.


Además, quiero subrayar un gran apoyo de mi mujer Patrizia, y no sólo por las aportaciones de ideas y genuina iniciativa –que me brinda desde el momento de descubrir mi afición por la escritura– sino también por quererme tal como soy, a pesar de los malentendidos que a veces surgen.  


Concluyendo. Fue un momento muy inspirador para mí, porque, aparte de gozar de una atención especial –por parte de los invitados–, abrí otra cualidad técnica en mí, que es: poder organizar un evento.














Hasta pronto.

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